Mi foto
Manhattan, Nueva York, United States
Nací en el día que da paso al invierno, de 1995. Barcelona me vio nacer, crecer, caer y volver a levantarme. Uso la escritura y la fotografía como vías de escape. Se me han roto todos los esquemas y estoy escribiendo mi historia de nuevo. Me tomaré un tiempo de salud mental, me alimentaré a base de helado de yogur y me dedicaré a quejarme de todo y a reflexionar sobre mi vida.

viernes, 17 de agosto de 2012

Cafés en Melbourne.


Dos años después apareces como si nunca te hubieras marchado, y resumes tu noria de vida en un solo unos cafés, sentados en los sofás verdes del bar Melbourne. Te fuiste a París una mañana de Agosto e inundaste la ciudad con tu acento de sal, igual que inundaste mis ojos porque no sabía cuando iba a volver a verte. No has cambiado tanto, sigues mirándome hasta hacerme sentir incómoda con tus ojos pintados de otoño, puede que ahora fumes demasiado, pero sabes que me encanta el humo cuando sale de tu boca. Me cuentas que has visto  muchas lunas llenas desde Montmartre, pero que las estrellas se ven mejor tumbado en mi jardín las noches de verano. Siempre sabes que decir para que sonría.

La camarera nos mira desde la barra, nostálgica, como si recordara todas nuestras tardes en ese local, y no me extraña, mis risas siempre se hacían notar más de la cuenta por tu culpa. Casi parece que ella también te ha echado de menos. Rompes el largo silencio preguntando si recuerdo cómo nos dábamos las manos por debajo de los pupitres, y cómo olvidarlo. La verdad es que es difícil olvidar cualquier cosa relacionada contigo. 

Tu pelo sigue igual, alborotado y oscuro. Recuerdo como lo acariciaba en el metro, camino a casa, hasta que caías dormido sobre mi hombro, y por más que lo intento no puedo evitar que una mirada triste se escape mientras sigues hablándome de París. La ciudad del amor se volvió loca por ti tal y como muchos años antes había hecho yo. Te separó de mí y te devolvió unas cuantas eternidades después, pero con la misma sonrisa torcida. 

Una llamada nos interrumpe, te levantas y te marchas hablando nosequé en francés. La verdad es que tu acento ha mejorado bastante desde la última vez que te vi. Aprovecho esta pausa para respirar y pensar en esto que está pasando aquí y ahora, aún no sé por qué has vuelto, aún no sé cuando te marchas. Inspiro y expiro con fuerza mientras mantengo los ojos cerrados. Lo que sí sé es que tu olor sigue siendo el mismo, abro los ojos y te veo volver hacia mí con dos cafés más y esa sonrisa tuya de 'Lo siento, pequeña. Sabes que haré algo para compensarte.', y yo solo puedo sonreírte de vuelta. 

Me cuentas las rarezas de las chicas con las que has estado saliendo y eso me divierte, me hablas de una tal Juliett, casi tan enamorada del helado de yogur como yo, pero sin mi mirada de Diciembre. Esa tan fría que solo se derretía con tus ojos de otoño. Tu tono se vuelve serio cuando dices que me has echado de menos, y yo bajo la mirada. Cambias de tema y preguntas por mí, obviamente tú ya sabes como estoy, uno no puede presentarse así como así sin haber estudiado la situación primero. Pienso una respuesta bajo tu mirada insistente, a ti no puedo mentirte, a ti no puedo soltarte un ‘Bien’ y quedarme tan ancha, no te lo creerías, nunca lo has hecho. Así que solo te cuento la verdad.

Te hablo de cosas buenas, de aquel concierto de Bon Iver que tanto me marcó, lleno de gente parecida a nosotros dos. De las escapadas nocturnas y de las fiestas del mar. Te explico que alguien consiguió volver a encajarme después de que te marcharas, que con él también tuve un día en el parque, pero que como buena hija del drama que soy, la estabilidad nunca dura mucho conmigo. Te hablo del espejo, de los días hambrientos y de llorar a las 3:04 AM, sé que prometí no volver a hacerlo, pero tú sabes que es algo que no puedo controlar. Noto tu mirada preocupada e intento desviarme del tema hablándote de una amiga común. Ya sabes que nunca me ha gustado hablar de mí cuando tengo que hacerlo en serio. Es hora de marcharse, caen gotas y tú insistes en llevarme a casa. ‘Green eyes’ suena cuando arrancas tu coche, tienes puesto el disco que te regalé.  A lo mejor sí que me has echado de menos.
Siempre he pensado que estás precioso mientras conduces. Seguimos hablando de todo y de nada, apurando los minutos que quedan para que vuelvas a marcharte, solo nos quedan un par de canciones. Cada vez llueve con más fuerza, las nubes saben que lo peor está por llegar y deciden guardarse el gran espectáculo para el momento final. El sonido de las gotas contra el cristal crea una armonía perfecta con ‘Gravity’.  

Llegamos. Dejas el coche en doble fila y me acompañas a la puerta. Dios, no puedo creer que vayas a marcharte otra vez. Prometes volver pronto, ‘Tu y yo siempre nos debemos un par de cafés, nunca explicaciones’. No quiero que te vayas, al fin y al cabo has sido el único que me ha querido incluso después de quererme. Esta vez no hay beso, sería demasiado estúpido volver a hacernos tanto daño, quemarnos de esta manera. No, esta vez no. Me abrazas durante una eternidad que me sabe a poco mientras mis lágrimas caen en tu hombro. ‘No te vayas, quédate’. Quise decirlo, de veras, pero yo ya no podía retenerte más, no, tú fuiste mi Octubre pero nunca mi Diciembre. Llueve con fuerza y si no te suelto pronto seré la responsable de una pulmonía. Me secas las lágrimas y me sonríes, y yo me preparo porque sé que llega el golpe final. Y lo sueltas sin más, como siempre haces antes de irte.

‘Te quiero. Como nunca. Como siempre.’


jueves, 9 de agosto de 2012

Aún vive el monstruo y aún no hay paz.

Nunca voy a olvidar ese 'Ya no te quiero'. Lo peor es que ni siquiera lo pronunciaste, tuve que darme cuenta yo sola. Tuve que entrar hasta lo más hondo de tus frías miradas y encontrarlo allí. No voy a mentirte, no he dejado de echarte de menos ni un solo día, creo que aun no sabes lo jodidamente feliz que me hacías. No, creo que nunca te diste cuenta de lo enganchada que estaba a ti. Sé que para ti es más fácil olvidar, y que probablemente nunca te levantes pensando 'La echo de menos', no, no a mí, y eso me jode. Me jode que estemos en esta balanza, que tú estés ahí arriba, y que yo haya caído con todo el peso de mis sueños e ilusiones, y me haya quedado aquí, incapaz de levantarme, sin parar de pensar en miles de finales alternativos para nosotros dos. 'Aún vive el monstruo y aún no hay paz', no lo digo yo, lo dice la canción de aquella edición especial de un disco que me regalaste, aún no te has ido, y soy yo la que no te deja marchar. Sigo agarrándome a los momentos de felicidad de hace meses, recordando el primer beso en la estación y todos los que le siguen. Sigo queriendo que te arrepientas un día de estos y me llames diciendo que aún me quieres. Aún quiero encontrarte por casualidad en una calle perdida. Aún quiero que vengas a verme en Septiembre. Aún quiero sonreír como en Marzo. Aún te quiero, y tengo que sacarte de mí. 

                            


viernes, 29 de junio de 2012

Lineas.

Las personas son como las lineas.


Las lineas paralelas tienen muchísimo en común. Son esa clase de personas que podrían pasar toda la vida juntas, son esa 'media naranja' que todos ansían. Pero nunca llegan a encontrarse. Nunca. 


Puede que pienses que es triste...


Pero todos los demás pares de lineas se encuentran, y luego se separan, para siempre. No vuelven a encontrarse. 


Cosa que es aún peor. 



miércoles, 27 de junio de 2012

Romanticismos fuera.

'Cada vez que un hombre me dice que es un romántico, me dan ganas de escupirle. Únicamente significa que tiene una idea romántica de ti, pero en cuanto te muestras tal como eres y dejas de encajar en sus fantasía, se desinfla. Los hombres románticos son un peligro. Cuanto más lejos, mejor.'           -Sexo en Nueva York. 


martes, 26 de junio de 2012

Everyone Leaves.

Anoche rompí tu cuento. Probablemente me arrepentiré, pero créeme, necesitaba hacerlo. Lo necesitaba, porque no sabes lo enfadada, frustrada y engañada que me siento. También hay otras cosas que tiré, como las entradas de cine que guardaba, los chicles que compré contigo hace unos días... Sin embargo hay otras cosas que he decidido guardar, bueno, no es que quiera guardarlas, es que necesito guardar buenos recuerdos de ti para no acabar odiándote. Entre esas cosas está el billete de tren que me diste, también pensé en romperlo, pero no pude. También guardo el envase del Cacaolat que dejaste debajo de mi almohada antes de irte.Por último, también guardo uno de tus chicles de menta que encontré en un bolso. Y todo eso está dentro de la caja que contenía la historia que me regalaste, la nuestra. Los discos de Love of Lesbian también los conservo, pero no creo que pueda volver a escucharlos sin acordarme de ti, así que no se que haré con ellos. No voy a mentir y a decir que estoy bien, y que esto se me pasará pronto, porque ni siquiera yo sé cuando volveré a estar 'bien'. De echo, esta mañana he vuelto a escuchar esas canciones que me recuerdan a ti, que en parte eran un poco nuestras. ¿Has vuelto a escuchar 'Un día en el parque', o 'Habitación para dos'? Yo sí, y he estado toda la mañana llorando, porque simplemente necesito sacar el dolor, porque me siento impotente por no haberte echo lo suficientemente feliz. Es la primera vez que lo paso tan mal por alguien, pero también es la primera vez que he querido tanto, así que no me arrepiento de haberte encontrado por casualidad. Tú apareciste en un momento en el que yo no estaba feliz, no estaba bien y supongo que me aferré demasiado a ti. Aun tengo un montón de preguntas que supongo que nunca te haré porque me falta valor, ¿Alguna vez me quisiste de verdad?, ¿Cuando dejé de ser lo que querías?, ¿Qué habría sido de nosotros sin la distancia?, ¿Por qué ella y no yo?... Igualmente, no sé si quiero la respuesta de todas esas preguntas. Pero hay una cosa, lo que hace que esté enfadada, y es que , ¿Por qué te callaste? ¿Por qué no me dijiste que habías dejado de quererme?, ¿Por qué coño me has echo ir hasta allí para hacerme ver que habíamos acabado? Te juro que no lo entiendo, y no sabes lo dura que ha sido esta última semana contigo, cuando tenía que ir yo a buscar  besos que no querías darme, cuando respondías 'Yo también' en vez de 'Te quiero' . Yo sabía que algo iba mal, sabía que no estábamos como antes, como en Marzo, pero no sé, tuve esperanza hasta el último momento, 'Seguro que cuando nos volvamos a ver todo estará bien'. Cada puto día me repetía lo mismo, no te miento. Incluso cuando te pregunté si querías seguir a delante con esto tenía la esperanza de que lo ibas a intentar, de que lucharías. 'Nada se va a ir a la mierda aquí, somos nosotros', no se si recordarás todas esas conversaciones, pero yo te creí. Y me equivoqué, muy a mi pesar quererte no ha sido suficiente. Lo siento de veras, porque no te llegas a imaginar todo lo que habría sido capaz de hacer para mantener esto. Pero no puedo luchar yo sola, igual que no puedo obligarte a que sientas por mí lo mismo que yo siento por ti.

A veces me gustaría tener la certeza de que voy a volver a verte, de que un día nos encontraremos por la calle casualmente, pero se que eso no va a pasar. Sé que no te voy a volver a ver, que no vas a llamar más, ni para preguntar como estoy,  que en parte será como si nunca hubiéramos sido más que conocidos. 

Supongo que por mucho que me duela no soy ese alguien que buscas. Y espero que lo encuentres, de veras, quiero que lo hagas. Igual que yo espero encontrar a alguien que me quite el dolor que me has dejado en el pecho. 

domingo, 10 de junio de 2012

Diez días de melodías perfectas.




Un Domingo lluvioso cualquiera, las nubes vuelven a descargar hacia las siete de la tarde. Está harta de mirar las gotas por la ventana, así que coge su abrigo impermeable y sale cuanto antes. Nadie dice nada, nadie se inmuta, no la ven salir. No se extraña, siempre sucede así. Baja las escaleras casi con prisa, saliendo del portal nota el frío, protege sus manos en los bolsillos y ahí encuentra su ipod y sus auriculares enredados. Cuando ya está fuera del recinto se para a respirar con calma el aire impregnado con ese olor a lluvia que le encanta. Nota que caen chispas, pero no importa. La verdad es que hace un tiempo que casi no importa nada. Desenreda los auriculares lentamente, ya no hay ninguna prisa, y selecciona su lista de canciones más nostálgicas y acústicas. 'Heartbeats' empieza a sonar. Camina mirando al cielo, observa las enormes nubes de tonalidades grises y negras, llenas de furia. Ve como se mueven con el viento. Como simplemente se  dejan llevar. Nubes. Vuelve a llenar sus pulmones con olor de lluvia. Hay charcos formados en el suelo pero ni siquiera se molesta en esquivarlos, y siente el frío en los pies. No quiere que la sensación se marche, no quiere cambiar de canción, saca el ipod y lo pone en modo 'repetir uno'. 
'Heartbeats' vuelve a comenzar. La verdad es que siempre le ha encantado esa sensación de nostalgia y tristeza. Se pregunta si será la única. La única que sale a caminar bajo la lluvia. Mira el reloj que hay en su muñeca izquierda, pero no presta atención a la hora, 'Da igual', piensa. 
La canción sigue sonando, casi llegando al final, ella está tranquila, sabe que volverá a comenzar, una y otra vez.
Y así es. 'Heartbeats' comienza de nuevo. 

"One night to be confused
One night to speed up truth
We had a promise made
Four hands and then away."

Sigue caminando, y lo echa de menos. Ni siquiera sabe porqué. El caso es que la nostalgia se convierte en vacío, casi sin que ella se diera cuenta. 'Heartbeats' sigue su ritmo.

"One night of magic rush
The start - a simple touch.
One night to push and scream
And then relief."

Se detiene. Busca un banco dónde sentarse porque sabe que lo peor está por llegar. Esa punzada en el corazón...

"Ten days of perfect tunes
The colours - red and blue.
We had a promise made
We were in love."

Ahí está. Ya tardaba en llegar. De pronto está perdida. Las nubes se dan cuenta y descargan sus gotas al compás de sus lágrimas, que se aparcan en ese puto rincón de su cuello. El mismo dónde él descargaba sus besos. 'We were in  love'. La letra y la melodía no paran de repetirse. Sí, lo estaban. No. Ella. Ella lo estaba. Y de repente, se da cuenta de que no le gusta estar sola. No le gusta ser la única que decide salir a caminar bajo la lluvia. No. Quiere a alguien que haga que el tiempo importe. No, quiere a alguien que haga que el tiempo no importe. Quiere... Ni siquiera sabe lo que quiere. Empieza a llover con mas fuerza. Tiene que volver a casa. Se seca las lágrimas con el impermeable. No quiere preguntas. No quiere dar explicaciones. 'Heartbeats' está llegando a su fin otra vez. Levanta la vista. Y lo ve. A él. El perfecto desconocido. Con una mirada preocupada y lejana fijada sobre ella. Y se acerca. Él. Se acerca. Con su sonrisa torcida. Se acerca. Y se sienta con ella. '¿Te importa?' Dice mientras coge un auricular y 'Heartbeats' vuelve a la carga. Ella se limita a sonreír. Él no dice nada más. Algo ha cambiado.

'Sharing different heartbeats
In one night.'



martes, 13 de marzo de 2012

Cuando es él, lo sabes.

Es él. Es como si tuviera una garantía, algo que me asegurara que todo va a ir bien. No se como contároslo, es más, creo que es inexplicable  y no creo que encuentre palabras para describir esto, pero es que joder, ni la montaña rusa más alta del mundo será capaz de hacerme el efecto que me hace el con sus 'Te quiero idiota'. Nadie nunca me ha tenido un día entero sonriendo por culpa de un SMS a media mañana. Me he enamorado de su risa, y de todas sus tonterías, ah! y me encanta cuando me hace rabiar, pero no se lo digáis, que es un secreto, y dios, no os imagináis como me encanta despertarlo y escuchar esa voz que pone cuando se despierta de la siesta. Él es el único que me ha hecho sentir especial por todas mis manías, él es el que se escucha media discografía de Coldplay por mí y se queda hasta altas horas de la noche solo por que yo no tengo sueño y me apetece hablar. Él hace que la distancia parezca más puta de lo que es, aunque puedo sentirlo cerca aún estando lejos. Él tiene la culpa de que me levante cada mañana con una sonrisa de oreja a oreja. Él me está demostrando que es capaz de arriesgarse por mí. Él me está enseñando a no rendirme. Por él lo dejaría todo, es más, "Yo mataré monstruos por ti". Es solo que ya no puedo pasar un día sin escuchar su voz al otro lado, que no puedo parar de desear tenerle aquí conmigo. Es solo que no puedo dejar de quererle, y no quiero dejar de hacerlo. Y no se como, pero es solo que cuando es él, lo sabes.


lunes, 27 de febrero de 2012

¿Qué esperabas?

Si esperé, esperé, esperé y esperé. Y tú nunca llegabas.
Esperé tus llamadas a media noche. 
Esperé a que te dieras cuenta de cómo te miraba.

Esperé a que te dieras cuenta de la sonrisa de niña-tonta-enamorada que me sale sin querer.
Esperé a que descifraras la mitad omitida de mis frases a medias.
Esperé a que dieras tú el segundo paso. Y el tercero.
Te esperé, hasta agotar las existencias de la paciencia que llevaba encima.
Esperé.

Te juro que esperé.
Y nunca llegaste.
Y puede que aún conserve las ganas. 
Pero ya no espero nada.





sábado, 25 de febrero de 2012

No te echo de menos.

No te echo de menos. Como ha cambiado el cuento, ¿eh? Pensaba que nunca lo diría, pero últimamente me levanto por las mañanas y ya no me vienes a la cabeza. Quizá sea porque mi almohada ya no huele a ti, o porque simplemente he aceptado que las cosas han cambiado, y que no vamos a volver a ser como antes. No te echo de menos, nada en absoluto, y estoy bien, porque estoy volviendo a ser yo, la niña que regala sonrisas sin porque, la que desayuna todos los domingos escuchando Bon Iver y la malhablada a la no le importa la opinión de los demás. Vuelvo a ser la que canta 'Last of the american girls' a todo pulmón cuando está sola en casa, y la que come helado de yogur por mucho frío que haga. Y me siento bien, porque ya no busco un nosotros, no me hace falta un nosotros para seguir, no me haces falta, y te aseguro que voy a llegar lejos.